Efectos de una buena obra de teatro: primero, el público olvida su propio transcurrir del tiempo y empieza a vivir el de los actores; segundo, tiene curiosidad constante por saber qué es lo que va a pasar a continuación, y tercero, el cuerpo colectivo experimenta las emociones y adrenalina que la historia genera; tras esto, al final, se aplaude con vehemencia. Todo esto ocurrió con Agosto.
La obra Agosto, es una de las grandes obras del teatro norteamericano de los últimos años. La versión española ha corrido a cargo de Luis García Montero que le da una mirada tan contemporánea a una tragedia de nuestros días. “Agosto (Condado de Osage)” narra los acontecimientos en la casa de los Weston, tras la desaparición del padre en extrañas circunstancias, un detonante que hace que la familia se reúna y que todas sus miserias salgan a la luz, asfixiados por el calor pegajoso de unos días de verano durante los cuales parece que el mundo se acaba.
El reparto está formado por 13 actores, cuenta con Amparo Baró, que regresa a las tablas tras 12 años de inactividad para interpretar a la madre Violet Weston¸ es una madre autoritaria, llena de maldad, enferma, tiene una fuerte dependencia por los tranquilizantes y tiene que aguantar un fuerte dolor de boca producido por un cáncer. Esa maldad que nos deja ver la arroja contra su hija Bárbara. Es uno de los personajes mejor representados. Carmen Machi interpreta a Bárbara, hija de Beverly y violet, ha hecho muy buen trabajo, era la única de las tres hijas que le decía las cosas claras a su madre e intentaba sacarla de su adicción por los tranquilizantes. Madre e hija son muy parecidas. Alicia Borrachero interpreta a Ivy, hija de Beverly y Violet, es una mujer inocente, siempre ha estado al lado de su madre y no ha conseguido hacer su vida, se ha pasado parte de ella esperando a que llegase el hombre del que se enamoraría. Irene Escolar interpreta a Jean, hija de Bárbara y Bill, a pesar de ser una actriz muy joven tiene mucho talento, interpreta a una niña que se pasa el día fumando maría. En general la interpretación de los actores ha sido excepcional, estaban muy bien representados a excepción de Karen que ha sido uno de los personajes en lo que su actuación no ha sido lo que me haya llamado la atención. Amparo Baró junto con Carmen Machi y Alicia Borrachero forman la parte clave de esta tragedia. Por otro lado los hombres son como parte del decorado, un accidente en la vida de las mujeres de esta familia, todo lo malo les ocurre a ellos. El autor va introduciendo los personajes poco a poco y más o menos al cabo de dos horas se reúnen todos en la cena, allí como es de esperar se forma un gran lio, es una de las escenas más largas y para mí se hizo un poco pesada. En el segundo acto se empieza a deshacer la trama, los personajes van saliendo de escena poco a poco al igual que entraron para dar fin al desenlace. Además, el autor mantiene la atención del público en todo momento, introduciendo escenas que no te permiten despegar la vista de los actores como en los momentos en el que los actores aparecen por el pasillo central.
Son muchas las temáticas presentes en las tres horas y 20 minutos que dura la puesta en escena, que incluyen el uso de drogas, infidelidades, incesto, relaciones con menores de edad, enajenación, pero todo revelado con los tiempos y pausas justos lo que hacía que todo ello se entendiese con claridad.
El montaje se desarrolla en una estupenda escenografía que resalta el protagonismo de un elemento común al teatro norteamericano del siglo XX: la casa. A pesar de que era oscura debido a que las ventanas están tapadas, la iluminación era muy buena ya que la luz reflejaba la oscuridad dentro de la casa. La casa parecía una casa de muñecas a lo grande en lo que en cada zona se desarrollaban las escenas. La música era buena, aunque aparecía en contadas ocasiones.
Es una obra estupenda, que hace que en todo momento estés pendiente de lo que ocurre. Es una obra digna de ver.