lunes, 9 de enero de 2012

4/1/12

Hace un par de horas llegamos a nuestra casa, ahora mismo son las tres de la madrugada, y la verdad, no consigo dormir, mi cabeza no para de dar vueltas, me asomo al balcón a respirar un poco de aire y ver si así consigo despejarme, pero no, eso no ocurre sino que mi cabeza sigue pensando en todas esas cosas que tanto daño me han hecho y tan mal me hicieron sentir. Sé que no estoy en uno de mis mejores años aunque esta es una de las mejores navidades. Un 22 de mayo, ocurrió algo inesperado;  estábamos en época de exámenes y eran los días en los que tenias que emplearte a fondo en los estudios para sacar el curso con éxito. Todos los días me ponía la alarma a las 10 y me levantaba a estudiar pero… al salir la noche anterior  llegue a casa bastante tarde y no me apetecía madrugar tanto, con lo que esa noche no me puse la alarma. A la mañana siguiente iba a ir a votar e iba a pasarme el día estudiando, iba a ser un día muy aburrido. Pero todo cambió cuando de repente mi madre me despierta y me dice que tenemos que ir al hospital. Sinceramente pensé que se había hecho daño con algo y que no tenía importancia, pero no era así, era mi padre. Me vestí rápidamente, cogí el coche y nos dirigimos al hospital, al llegar allí nos dijeron que estaba en la UCI nos hicieron ponernos esas batas verdes y esos patucos y al entrar le vi, estaba lleno de cables y solo recuerdo al médico entrar y decir: “le ha dado un infarto”. Salí rápidamente de la habitación, los segundos pasaban y el aire no llegaba a mis pulmones, no podía respirar. En esos instantes mi mundo se derrumbó, pensé que no saldría de esa, no entendía porque le tenía que pasar a él, pero por suerte todo salió bien y volvió a trabajar. Mi hermana, con la que tantas veces he discutido y a la que quiero tanto, se fue a vivir a Canadá con su marido, ya que él es de allí, eso fue un golpe muy grande parecía que me faltaba algo porque mi hermana y yo estábamos muy unidas, y para terminar el año no me pudo ocurrir nada peor como lesionarme una rodilla. Mi sueño siempre ha sido ser una gran bailarina de ballet, he estado muchos años practicándolo y por una mala caída, y esa dichosa lesión han hecho que tenga que dejarlo para siempre, ese día mi sueño se rompió, pero he aprendido que hay que seguir adelante y que de todo lo malo se aprende. Así que espero que este año que acaba de comenzar sea un poco mejor que el pasado. Voy a intentar dormir que mañana me espera un día lleno de ilusión y magia. En unas horas ¡vienen los reyes!

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